Reseña para la revista hermanocerdo.com Literatura y Artes Marciales


QUIEBRA ONTOLÓGICA
 DEL AMOR.

En un tono sobrio, sin abusar de adjetivos, con una mirada objetiva de descripciones someras repletas de imágenes claras y precisas, Marcos Giralt Torrente nos habla de la quiebra ontológica provocada por amor. Con un buen sabor de boca nos narra cuatro testimonios del vacío que se experimenta por las necesidades interpersonales que uno cree irreparables. Esto se encuentra a lo largo de los cuentos de El final del amor (Páginas de Espuma, 2011).


“Nos rodeaban palmeras” es el cuento que conduce el resto del tono del libro. Narra la ruptura de una pareja durante su viaje en África. El narrador nos expresa su experiencia y su capacidad de ver al otro. Esa necesidad de desviar la atención de los asuntos propios cuando no se sabe cómo atenderlos los propios; cuando los problemas de los demás son el reflejo de nuestras angustias.
“Cautivos” es un cuento trágico pero enternecedor. La historia de un escritor que presencia a lo largo de años la decadencia de una pareja, en apariencia exitosa pero en el fondo fracasada. Es un cuento emotivo pero no sentimentalista. No utiliza recursos baratos para atrapar al lector, es una historia lineal que incluso anuncia el desenlace; sin embargo, uno desea terminar la lectura de esa degradación en la relación, el cambio de actitud, las circunstancias que rodean el fin del amor y, sin embargo, se mueve.
“Joanna” es una tragedia exquisita con aires de suspenso sobre un amor que queda en el recuerdo a pesar de los años (de esos que no existen…), sobre una familia con formas poco comunes de convivencia y finalmente la “clausura” del amor que tiene el protagonista que al mismo tiempo es un locutor de radio.
“Última gota fría” narra desde la visión de un niño de catorce años el divorcio de sus padres, sus deseos, sus fantasías y sus nuevas parejas. El niño ve a través de una mirada perspicaz y una singular forma de divagar, los deseos propios y los de los padres, sus dudas sinceras con los cuestionamientos sobre el futuro de una persona que sale de la niñez y adolece.
A lo largo de los relatos uno encuentra en los otros la mirada propia. La perspectiva del narrador ante el amor que lo rodea por medio de dudas no implícitas: ¿cómo son las relaciones de las personas? ¿Desde qué perspectiva se ponen en tela de juicio? ¿Cómo estos hechos están ligados a diversas relaciones amorosas sean propias o no? ¿Cómo surge la idea de encanto y desencanto en un amorío? ¿Por qué pasa, cuándo, dónde, para qué?

En El final del amor se presentan situaciones inusuales pero verosímiles, la ficción está bien encerrada en la historia. Además es un libro que se encuentra en el justo medio de lo tedioso-sorpresivo, natural-pretensioso, amargo-dulce, sentimental-lacrimoso etc.; o bien si es que contiene alguno de estos rasgos los expresa igual en el justo medio entre la melancolía y la tristeza, el optimismo y la felicidad, etc. No es un platillo inmenso, sólo un gran platillo.
Algo bastante agradable y hasta cierto punto sorpresivo es que el libro no es humorístico (excepto un par de chistes necesarios para un personaje); pero no por ello adolece de ésta falta, ni se enfrasca en la solemnidad fastidiosa. Digo esto porque ahora el humor parece algo fundamental en las novelas. Así, si el escritor no puede competir con las series televisivas, al menos puede dar momentos placenteros con algo de risa.
La intensidad de las historias, contadas con una línea temporal sucesiva, mueve a seguir pensando sobre la unidad psicológica de los cuentos. Aún cuando se habla del amor, no se recurre a la versión platónica inalcanzable, ni al amor de dos personas que se desean hasta el infinito y que guardan relación con quién sabe qué cosas etéreas en sólo dios sabe cuántos mundos ideales. No hay pureza, poética ni cursilería, pero no se recurre a postular su crueldad tampoco. De hecho el narrador omite bastante los adjetivos calificativos sobre situaciones concretas y elimina los juicios morales en la mente de sus personajes. Es un libro que durante las acciones confirma patrones de conducta que se dan luego o durante un proceso de ruptura. Los cuentos y su ambientación son una metáfora o un pretexto para hablar de lo complejo que hay en las relaciones bien sean amorosas o no, sobre todo para mirar la ruptura constante que existe en uno mismo, es una manera de cuestionar el final el amor, el amor quebrado que al final también es amor.
A lo anterior puedo sumarle lo interesante de su sencillez narrativa. La claridad requiere de un esfuerzo complejo para ser expresado y la comprensión del texto es más precisa. El final del amor contiene simplicidad en las imágenes, brevedad de los diálogos y sobre todo naturalidad en la lectura que postula, no obstante, cuestiones complejas –en la naturaleza de las cosas se encierran cantidades enormes de cuestiones. Aunque se tiene la idea de que ser obscuro e ininteligible es más significativo, precisamente porque no se entiende; que lo difícil suele apreciarse más por el esfuerzo intelectual que requiere mientras que lo sencillo se denigra: si lo comprendo no vale. Incluso en una relación personal o en un trabajo se pone énfasis en el esfuerzo invertido y la complejidad de lo que se desea. No obstante, gocé mucho la claridad y sencillez del libro que al parecer no me cansaría de elogiar si continuara escribiendo.


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