En la Columna mensual de Raztudio Media. Artículo sobre algunas prácticas de los filósofos contemporáneos. Como ejemplo del Filósofo-Hacker, véase Manuel de Landa.

FILÓSOFO-HACKER

¿Dónde están los Filósofos-Hackers, la práctica teórica del terrorismo ciberespacial? 

 La pregunta surge por la siguiente conversación, llevada a cabo en un grupo abierto de filosofía en facebook:
Compañeros, dicen que genesis library todavía existe, pero que está bloqueado para toda América para que no la tumben los gringos, que hay que cambiar la dirección IP con un proxy a una de Rusia, ¿no hay algún hacker por aquí?
Lunes a las 8:27 PM
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Rafael Zimmerman eso dicen, yo no lo sé de cierto…
Lunes a las 8:28 PM Me gusta. 2
Juan Carlos Martínez Franco Ya viste que ya no sale error, sino dos enlaces (a un foro y a una wiki)? Están en Ruso, es el pedo. Se me hace que la sospecha tiene lugar…
Hace 22 horas  Me gusta. 1
Cristopher Garnica Hacker filósofo. Eso me agrada. Chido.
Hace 3 horas Me gusta. 2
Rafael Zimmerman mmm, al parecer está en mantenimiento para camuflarla :D
Hace aproximadamente un minuto Me gusta.
Ante la sufrible espera de Anonymous, ese mesías-terrorista-ciberespacial-enmascarado, que nunca contestó al llamado, Rafael comienza su post diciendo: “Compañeros”. Palabras recurrentes utilizadas por grandes oradores para iniciar un discurso cuya problemática atañe a la comunidad o bien para difundir un mensaje importante. “Compañeros”, seguido de información sobre la extinción de una librería virtual y el bloqueo para toda América, por América y, la petición de un Hacker en un grupo de filosofía, parece una convocatoria a un levantamiento cibernético.
Los “gringos” y su ley SOPA, están privando el conocimiento y las posibilidad de compartirlo. No sé de qué manera los filósofos se preocupen de ésta arma ideológica, de ésta destrucción a escala del desarrollo cultural, que, aunque suene irónico, es un asunto preocupante. Comenzar diciendo “compañeros” parece estar justificado más allá del anonimato del internet. No sólo es una advertencia a los filósofos, pensadores y adscritos al grupo de facebook que comparten libros virtuales; sino una paradoja de la imbecilidad humana: ¿cómo podríamos seguir siendo miembros de un grupo que comparte libros virtuales si se están bloqueando las bibliotecas virtuales? ¿No afectará nuestro grupo en el futuro? ¿La ausencia de bibliotecas virtuales no hace que tengamos menos posibilidades de compartir libros en un lugar diseñado para ese fin?
El post que parecía un llamado al boicot y a la indignación no tuvo seguimiento. Se hundió, así como seguro lo hará Génesis Library si pronto no se cambia “la dirección IP con un proxy a Rusia” cuando se percaten que el “mantenimiento” de la página, en efecto, sólo es un “camuflaje”.
El grupo de filosofía de facebook demostró algunas cosas con la falta de atención al post: 1) indiferencia de una comunidad filosófica; 2) que sólo Rafael y Juan Carlos entienden lo relevante de una biblioteca virtual cuando se pertenece a un grupo que comparte libros virtuales, 3) de un bloqueo cultural; 4) nadie de los 1 411 colegas del grupo tiene un amigo hacker;  5) que los gabachos son culeros y, 6) nadie es un filósofo-hacker.
Si nadie es un Filósofo-Hacker está todo bien, tampoco tendrían por qué serlo y mucho menos, estar obligados a tener amigos hackers e incluso a tener amigos. Pero a lo que sí deberíamos estar obligados es a dejar la renuencia ante la tecnología y poder atender éstas situaciones que todavía nos son desconocidas. No tenemos por qué ser Hackers, pero no hay trabas ni argumentos que contradigan que no podemos serlo.
Desconozco por qué no hay Filósofos-Hackers. Si los hay, seguro se esconden tras la máscara de Anonimous, que con gusto ayudaría a que una biblioteca no fuera clausurada, pues parece que lo que se requiere no es tan complejo como entrar a las páginas del FBI o robar bancos. Sin embargo, en el grupo, la falta de atención al post no muestra una renuncia fatal ni una indiferencia total ante la desaparición de una biblioteca; sino que los filósofos son ignorantes sobre temas tecnológicos, que les carecen de importancia, que ante los piratas cibernéticos no pueden promulgar discursos anti-USA, citar a Bakunin, proferir discursos marxianos, aplicar su retórica para eliminar los argumentos del otro ó, marear con verborrea a su interlocutor. Descubrir cómo los filósofos hoy en día están imposibilitados, por la falta de recursos tecnológicos y el exceso de ignorancia cibernética, para actuar es asombroso.
La filosofía carece de un conocimiento cibernético capaz de solucionar el problema. Es cierto, no se capacita para ello, ni tampoco hay por qué hacerlo, pero en lugar de aceptar o aprehender a hacerlo, seguimos argumentando que “odiamos la tecnología, que no la entendemos, que es execrable” y, hay quién afirma, que “son cosas del diablo”  -tal como lo dijera cualquier abuela. La tecnología cimbra el topus uranos que utilizamos para lidiar con las expresiones de tipo “soy gabacho y te bloqueo tus bibliotecas”. Al mismo tiempo, el resentimiento tecnológico, el odio hacia lo desconocido, demuestra ignorancia.
Tampoco se trata de poner una cantidad enorme de quejas que muestren indignación, ni de recolectar firmas o hacer un cuadro gracioso al respecto; no obstante, por más lamentable que sea, nuestra ignorancia justifica la lógica de dominio de los “gabachos” Aunque nuestras acciones hubiesen mostrado rabia, más que el cínico “me vale madre (la biblioteca)”, sin el conocimiento necesario para cambiar un IP a un proxy de otro país, nuestras amarguras carecen de sentido.
De ahí el comentario de Cristopher, sin duda el más insulso, que impulsa con ánimos imbéciles su falta de conocimiento y que oculta su oscurantismo con una mofa. Representa la falta de comprensión, recursos y medios de los 1 409 miembros del grupo que no pronunciaron ni una locura o barbarie descabellada, de esas que ponen en duda el buen juicio de los filósofos, para justificar la perplejidad al respecto de “cambiar la dirección IP con un proxy a una de Rusia”
No sólo hemos optado por evadir el llamado al compañerismo, sino también por olvidar la propaganda Socrática (“yo solo sé, que no sé nada”), como impulso al aprendizaje; no como el nombre de pulquería donde uno se aplasta a ser pasivo mientras se emborracha puesto que no sabe nada.
Argumentar que “toda técnica, herramienta cibernética o medio de comunicación es un producto más de la ideología dominante, del poder” es una manera de huir al aprendizaje, de aceptar que uno en realidad, no por ironía, no sabe.
 Filósofos que se han acercado a las técnicas y medios para comunicar contenidos de tipo filosófico (aunque les odie o ame que sea tan benjaminiano) han resultado ser perspectivas  más que interesantes: Alain de Botton está pensando construir un restaurante ateo al estilo “ultima cena” donde las personas charlen y se conozcan entre sí para discutir sus preocupaciones. Alain Badiou, afirmando que “el cine es una experiencia filosófica” apareció en Film Socialisme de Jean-Luc Godard. Slavok Zizek, tomando literalmente la expresión, encontró que la mejor manera de hacer una crítica al cine era haciendo un documental. Logicomix es una novela gráfica inaugural sobre lógica matemática, cuyo héroe es Bertrand Rusell. El mito de la caverna de Platón, La Divina Comedia y El extranjero de Camus, le siguen los pasos; así como la vida de Nietzsche, revisada por el francés Michel Onfray y editada con globos insertos de letras y onomatopeyas. Oscar de la Borbolla sale en programas de TV y tiene un programa de Radio. Hay videojuegos cuyos personajes son filósofos y hoy día existen varias revistas electrónicas de y, sobre filosofía. Antes que desdeñar un medio, estos filósofos se ocupan por utilizarlo con una herramienta que beneficia a la filosofía y también, por qué no, a su bolsillo. Es decir, actúan con los medios para la filosofía.
La ventaja no sólo es de la razón, epifanía o serendipia de los filósofos que se aventuran en nuevas formas de expresiones que no sean las letras; sino del hacer uso de todos los recursos disponibles. Logicomix, incita a la gente a la reflexión teórico-matemática con un comic; Onfray no se desveló cientos de horas tomando clases de dibujo, pero el dibujante, se acerco con la propuesta a Onfray, que con placer aceptó.  El uso del internet como medio de intercambio cultural y de actividades que no son propias de las aulas de filosofía, deberían ser recursos que todo filósofo tome en cuenta para el futuro. Tal vez no se tengan las plataformas con sencillez; no obstante, los escritores hacen blogs, las revistas electrónicas continúan y, como decía aquel demonio blanco de la facultad, Elizabeth Chavéz: “actúen desde sus trincheras.”
Ninguno es Hacker, es cierto, pero ¿por qué no hay filósofos hackers?
No se sabe.
Lo que se sabe es que “hay que actuar desde nuestras trincheras” Al menos, hay que actuar. Aunque en ocasiones nos dejamos engañar por el discurso instantáneo del internet. Ni pensar, ni aprehender, mucho menos escribir se equiparan a una conversación de chat. Es un proceso lento como la tarea del filósofo: enseñar, “dar a luz a las ideas”, dudar, invitar al debate, a la intertextualidad, vaya, sacar los demonios que uno carga, aunque suena trillado, entre cientos de otras cosas posibles, ahora utilizando todos los recursos mediáticos y tecnológicos disponibles.
El filósofo no puede estar frente a la computadora y aceptar que no sabe nada en realidad. Pero tampoco se acerca a hacerlo suyo, a controlarlo. En esa medida del no saber está el móvil de la acción: no sé, entonces aprendo.
El filósofo-hacker, sí tendría sentido en la comunidad de los pitufos. No como el pitufo filosofo que es torpe y engreído, cuya ausencia en la comunidad no afectaría en lo absoluto a la comunidad misma. Los pitufos, sin el pitufo filósofo, vivirían sin problemas. Pensamiento de tipo ideológico dominante claro. No obstante, al parecer hoy en día tiene más sentido un filósofo teórico, útil y práctico, con capacidad para entender las cosas y finalmente saber cómo cambiar la dirección IP con un proxy a una de Rusia” que no decir o hacer nada.
Leer El capital, La constitución onto-teo-lógica de la metafísica o preguntarse sobre la diferencia ética entre un Carlos V y un Hersheys tienen sin duda un acercamiento a la jerga del hacker. Se trata de una simple diferencia utilitaria, de que un Filósofo-Hacker al estilo Anonymous, puede jugar a pegarle a un dios burócrata a través de la web; mientras el otro puede teorizar que juega a pegarle a algo a través de algo.


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