Para el Libro Pre-textos filosóficos. Cuentos breves para pensar, 2013, de mi primo y carnal, Roberto Garnica Castro. Sobre qué es la filosofía y cómo es posible introducirnos a ella sin aburrirnos.

FILOSOFAR ES BAILAR.

Busqué en Google y le pregunté a Yahoo ¿Qué es la filosofía? Sabes, es aburridísimo. Sé que muchos filósofos van asegurando que en sus palabras está la Verdadera Filosofía. Pero lo último que quiero hacer es ponerte a leer ondas aburridas, oscuras e inútiles para tu vida. Seré honesto contigo: no sé muy bien qué es la filosofía. Lo que puedo hacer es compartir mi posible respuesta, decirte cómo encontré en ella buenas ideas y para qué me ha funcionado…


Recuerdo cuando tenía 17 años y pensaba que lo sabía todo sobre la vida, el amor y la justicia. En realidad todo me parecía injusto, me enamoré hasta los 23 y la neta, todavía no sé nada de la vida. Odiaba que las personas me dijeran “la vida es esto y te jodes” “Yo lo sé porque soy más grande” “Tengo la experiencia que tú no tienes” Todas esas personas se empeñaban en hacerme cambiar modales, mi forma de pensar y hasta la de vestir. A esa edad, lo único que conseguían regañándome era que me enojara más, que me negara a que sus palabras fueran ciertas. No podía explicármelo así que no podía comunicárselo a los mayores, que con todo me dejaron inquieto, inconforme con la vida, miserable por tanto regaño y pensativo por no poder comunicarles mis sentimientos… Para mí eso significa ser filósofo. Punto.
Sin embargo, mi acercamiento a la filosofía me hacía sentir mal, porque eran cosas viejas, exigiéndome reglas, no tenía nada qué ver con lo que me preocupaba; y para acabarla de chingar, los filósofos me parecían viejos amargados y regañones. Aunque encontrarse con ideas para afrontar la vida no es tan sencillo, con el peor de todos los viejos, quizá el más aguafiestas, encontré una buena idea:
                Ten el valor de utilizar tu propia razón.
La frase me descontó como si un boxeador me hubiera dado una paliza de esas que dan miedo. Adopté la máxima como si yo mismo la hubiera inventado, y valiéndome queso si conozco la vida o no, cuando sigo mi propia razón, creo que mis ideas no son menos importantes que las ideas de aquellos que creen saberlo todo.
No digo que mis ideas son más importantes que otras. No soy firme en mis convicciones, ni me amarro a una forma de pensar para que todos piensen como yo. Para nada. Tampoco voy gritando “¡estoy inconforme, estoy loco por un cambio!”, no atropello a los otros, y, créeme, lo intenté pero es terrible, porque te amargas la vida cuando lo que quieres es no ser miserable. Siendo pedante jamás pude cambiar la opinión de nadie.
Sólo cuando me arrojé a sacar de mi cabeza algunas ideas, encontré algo de sentido en la filosofía. Cuando tengo una idea, la comparto y trato de llevarla a cabo. Escucho lo que me dicen, pues muchas veces existen mejores opciones, formas mucho más prácticas y ligeras. Pero la mayor parte del tiempo escucho atento, porque de plano tengo ideas imbéciles y encontrarme con la filosofía no me hizo genio. Sin embargo, leyendo encontré cómo modificar mis actitudes para alejar la miseria que sentía por los regaños y el mundo que me rodea y disgusta.
Las ideas son importantes, de hecho para muchos son lo más importante en su vida, pero cuando me sentía arrogante con las ideas se me olvidaba llevarlas a la práctica. Como te dije, hablando no pude cambiar la opinión de nadie, pero con mi ejemplo, es decir, la puesta en escena de buenas ideas, puedo convencer a los otros sin decirles una palabra, sin ser arrogante y sin sentirme el dueño de la Verdad. Con mis ejemplos puedo superar y clarificar ideas, muchas veces me equivoco, pero la neta, está chido equivocarse.
Por eso no quiero que escuches de mí que la filosofía es esto o aquello, qué significa amor a esto porque filósofo tal lo dice… todos tenemos fórmulas para explicarnos el sentido de la vida y sólo tú sabes cómo vivirla. Con la filosofía pasa lo mismo, encuentras fórmulas para poner en tela de juicio tus inconformidades, para explicarte el mundo desde otra perspectiva, pero sólo tú puedes hacerlo, descubrirlo por tu cuenta, o ¿necesitas que te digan qué es, para que sigas siendo el bebé de mami?
Mi paso por todo esto fue un poco triste. No entendía las lecturas y tuve que leer el doble, releer el triple y pensar, aunque no supiera hacerlo o no tuviera la costumbre. Me sentí frustrado pero seguí hasta el final, superando el miedo y las complicaciones. Ésta fue la mejor lección de la filosofía: para entender el mundo y llevar a cabo ideas propias, tenía que esforzarme. No es fácil porque esas ondas me parecían ajenas y la cabeza me daba vueltas, pero sabía que era el camino correcto.
Los maestros son otro caso, porque ellos “lo saben todo”, me decían: “estás chavo, no entendiste la lectura” “Eso es anacrónico” “El autor no quiere decir eso” Así que a pesar de mis esfuerzos, me hacían dar cuenta que seguía sin entender (¡viejos amargados!),incluso me sacaron de clases por no entender las lectura Era como si fuera al médico por un
problema grave de flatulencias, y el doctor me corriera del consultorio por pedorro. Bueno, la mayor parte de las veces estaba equivocado, así que consideré las críticas y cambié algunas cosas. Si alguien dice que te equivocas, es probable que lo estés. Tardé tiempo en comprenderlo, pero sin angustiarme, comprendí.
En la carrera creí, igual que muchas personas, que la filosofía trata de personas solitarias e incomprendidas por extravagantes, pero no es cierto. La filosofía se trata de hacer amigos, personas que bailan, cantan y se ríen a carcajadas… con mis compas charlaba en el pasto sobre la vida, la revolución, las caricaturas. Con ellos aprendí más que con muchos de mis maestros. Así que si no aprendes de filos, tendrás buenos compas y platicas fuera de lo común.

Los cuates te ayudan a repasar cosas básicas sobre filosofía, con ellos maltraté la jerga filosófica para descubrir lo que nos rodeaba... Si de pronto me saltaban palabra chistosas, era porque el mundo es tan complejo que para explicarlo, necesita palabras complejas. Luego no las entendía: “quididad”, “lumpenanalítico”, “posmodernidad”, ¿esas cosas qué? A últimas, sorprendía a una chica con esas palabrotas y mi “extenso uso del vocabulario…” para eso también sirve la filosofía.
También llegué a pensar que la filosofía sólo hablaba de temas aburridos, y que sólo trata de moral y de cómo lucir “el muy intelectual”. Sin embargo, todos los temas pueden ser tratados por medio de la filosofía, basta abordarlos sin prejuicios. Yo me explico las cosas que me gustan y que pertenecen a mi tiempo, desde el anime, hasta el rock y los payasos. Explico la existencia a través de eso, porque mis ideas no son menos valiosas que las de otros. Si tus inquietudes son el amor, el reggaetón o los juegos de video, hazlo. Muévete a indagar lo que te perturba, ten el valor de utilizar tu propia razón.

La filosofía es bailar.

Te contaré una pequeña historia de cómo he aplicado todo este choro mareador. Hace poco tuve ganas de aprender a bailar salsa. En mis primeras lecciones fui un desastre. Escuchaba atento las instrucciones, pero mi cuerpo no respondía al ritmo, tenía la cabeza hecha un nudo y los pies tiesos como los de un muerto. Y cuando apenas comprendí el uno-dos, otros alumnos ya iban adelantados. La maestra fue atenta conmigo, pero no pude seguir sus pasos y retrasaba a los otros, así que en la sexta sesión, me llevó a un rincón de la pista, me miró a los ojos y dijo: “No puedo hacer nada contigo, Cris” me dio la tarjeta de uno de sus colegas, me corrió de sus clases y regresé a casa cabizbajo.

Más allá de lo patético de la historia, y en vez de llorar, apliqué mis conocimientos filosóficos:
1) Tuve el valor de aprender algo nuevo y ajeno para mí. Sin pensarlo mucho, me dispuse a bailar.
2) Hay que ir a la academia para aprender, tienes que saber lo básico, lo aburrido y tedioso, aunque pienses que es tan trivial como el uno-dos.
3) No importa que tu cuerpo este hecho un nudo, que tu mente te traicione, hay que continuar las lecciones, sin importar lo que pase. Si te equivocas aplica un esfuerzo doble. Es cierto que apesto para bailar, pero eso no me limitó y después de que la maestra me corriera de sus clases fui con otra persona.
4) No temas cambiar de ideas ni recibir críticas, si alguien dice que te equivocas es probable que algo estés haciendo mal. Escucha y aplica mejores ideas, pero sé firme en tu propósito. Después de año y medio, sé dar algunas vueltas, no temo ir a la pista y puedo sacar a cualquier morra si me lo propongo.
5) No importa si los maestros son unos imbéciles. La maestra de salsa recurrió a la idea del médico: fui a curar mi problema de flatulencias (de baile) y el doctor (la maestra) me corrió del hospital por estar de pedorro. Así es la cosa. Hay que trabajar a pesar de que las condiciones no sean las mejores.
Supongo que la filosofía es como bailar. Hay muchos bailes, slam, bachata, tango, free-style… Bueno, la misión de la filosofía es disponer del cuerpo para el baile, de la mente para tener el valor de conocer ideas y llevarlas a cabo. Superar conflictos, explicarse el mundo y crear tu propio estilo, y todo eso parte del trabajo que tienes que realizar. La filosofía, tanto como el baile, acomoda el caos de la cabeza y hace sonreír al corazón, a pesar de lo complicado de las circunstancias.

¿Qué es la filosofía? Espero haberte dado alguna herramienta para que encuentres una respuesta posible. Arrójate a indagar si algo de aquello te funciona. Ten el valor de utilizar tu propia razón. Encuentra buenas ideas, pero sobre todo, recuerda que las ideas propias no son menos valiosas que las ideas de aquellos que creen saberlo todo.


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