Publicado en RAZtudio Media. Crítica a las movilizaciones estudiantiles.
REVOLUCIÓN
TWITTER-FACEBOOK
El
pasado martes 23 de mayo en la marcha a las afueras de la Estela de Luz ubicada
sobre la avenida Reforma, se dio una movilización caracterizada por la improvisación,
el culto a la imagen, sin dirección,
panfletera, repleta de formalidad y carente de contenido e individualidad; demostrando
que el grueso de los estudiantes mexicanos no están preparados políticamente,
ni capacitados en lo académico, para encabezar con argumentos y alternativas
sólidas un movimiento para la nación, como se afirma, de tipo “revolucionario”.
LA
MARCHA DEL TWITTER
La
idea inicial de la “reunión”, que así lo dijeron en la entrevista con Carlos
Loret de Mola los tres estudiantes de la Ibero el día anterior a la marcha, era
no hacer un mitin político, sino manifestarse por la “democratización y
trasparencia de los medios de comunicación”, en específico contra el grupo
Televisa, rumbo a las elecciones. No obstante el grupo Yo soy 132, -estudiantes
que se unieron al movimiento Somos 131, formado de manera improvisada después
de que los estudiantes de la Ibero corrieran a gritos a EPN y “Televisa” no
cubrieran la nota como “había sido”-, omitió la idea inicial presentando sus posturas
a favor y en contra de sus intereses.
No
obstante, hacer política no es sólo cuestión de partidos ni de declaraciones
“apartidistas” sino de ideas y propuestas que renueven y expresen las razones
de la comunidad estudiantil, lo que precisamente no llevaban los estudiantes, a
pesar de que sus movilizaciones regresaron la confianza a un país profundamente
desencantado, caótico y falto de fe en la política. Los estudiantes que recorrieron
Reforma, desde la Estela de Luz hasta Televisa Chapultepec, iban sin estrategias
definidas, de forma individualista, improvisada y siempre precavidos de no ser
considerados “revoltosos”. Con la bandera teórica de “democratización de los
medios” caminaban en profunda dispersión, aparentemente unida, al mismo tiempo
que jugaban, bailaban, gritaban consignas improvisando carteles y panfletos, al
principio sin bloquear reforma, luego tapando varias arterias de la ciudad.
La
premisa de la “Primavera de los estudiantes” fue un culto a la imagen. Pocas
personas caminaban sin un celular, una cámara fotográfica o de video en la mano
con la intención de evidenciar la cantidad, aunque preocupándose poco por
evidenciar la calidad, de sus manifestantes. Esas fotos fueron trend topic en redes sociales durante
los días posteriores. Sin embargo, la “evidencia” de montones de gente no es “evidencia”
de concientización, ni tampoco “evidenciar” el poder de convocatoria significa
una participación activa de los estudiantes, en cuanto a propuestas novedosas y
comunitarias, en términos políticos.
Pocos
asistentes sabíamos cuál era el rumbo del movimiento estudiantil. Tanto el
rumbo geográfico como el rumbo político. Pues a pesar de que se convocó a tomar
simbólicamente la Estela de Luz, los estudiantes comenzaron a caminar pero ignorando
la dirección política del movimiento. Se gritó “Ángel”, luego “Zócalo”, “síganse derecho” y finalmente se improvisó
Televisa Chapultepec, pues estaba de camino al Zócalo, para protestar contra
sus métodos de información.
Caminando
sobre reforma, charlé con varios estudiantes y algunas personas mayores, presentándome
como ex estudiante de filosofía de la Fes Acatlán y que escribiría una nota criticando su movilización; sin embargo, elogie sus modos delicados para
tomar las calles, abogar por el respeto, la paz y exprese mis inquietudes sobre
su falta de contenido político. Muchos me miraron feo, otros me dijeron vendido
pero los más se quedaron callados. Sólo un par de personas respondió con base
en argumentos sólidos su deseo de dar el siguiente paso para el movimiento Yo
soy 132. Asimismo, debo confesar que me impregné de la energía de los
estudiantes, hasta el punto de sentirme agresivo y violento con mi
interrogatorio incómodo, tanto más, cuando ellos lo más fuerte que cargaban eran
mentadas de madre silenciosas contra mí.
Así,
con todo, quisiera expresar mil aplausos al ingenio de los manifestantes para
hacer propaganda, gritar consignas, festejar y reír. No imagino siquiera lo que
ellos pudieran crear si estuvieran bien organizados, le dedicasen tiempo a sus
posturas políticas y argumentos con la finalidad de proponer una trasformación
civil profunda. Pero tampoco las hay y es lamentable. Ante lo siguiente, los
estudiantes “conscientes” de la “democratización de los medios”, sabrán que
incluso un movimiento fuerte debe ser criticado y que lo hago, apelando al
ejercicio de libertad periodística que ustedes mismos exigen.
ESTUDIANTES
DE FACEBOOK
Tanto
en la marcha como en la entrevista con Carlos Loret en su noticiero, los
estudiantes dejaron muy en claro que desconocen las reglas básicas de un ensayo
escolar, que bien pueden ser utilizadas para responderle a un periodista
experimentado en retórica, bufonería y disimulo, al no poder definir conceptos
ni sostener argumentos; que poco saben sobre clarificar, distinguir y exponer
objetivos sosteniendo el qué, cómo y para qué. Quizá lo saben hacer muy bien en
sus aulas, y no dudo que sean excelentes estudiantes, tanto los asistentes a la
marcha como los entrevistados; pero los elegidos para esa entrevista en
particular, se mostraron tartamudos, inverosímiles en sus gestos, movimientos y
expresiones corporales, nerviosos y dubitativos, además de reflejar una
carencia de bases sólidas y directrices establecidas para guiar un movimiento e
incluso responder a preguntas no más complejas que un examen de química o
física de preparatoria.
La
dificultad de responderle a un entrevistador, no tanto ya la de tener seguridad
y argumentos sólidos, es la causa de la falta de un núcleo político
“apartidario” para sus manifestaciones, y con ello una directriz clara para
exponer los conceptos clave de los propósitos de las movilizaciones más allá de
la “trasparencia en los medios”. Aunque es cierto, que no se puede exigir plena
coherencia a los estudiantes, no porque carezcan de ella; sino porque muchos
están en la búsqueda de la misma -al igual que millones de adultos-; además porque
tanto los estudiantes como sus “representantes” son un cúmulo de subjetivismo, pluralismo,
multiculturalismo, opiniones, deseos, catarsis, etc. No obstante, ningún problema alrededor del
movimiento, como alrededor de la capacidad académica de los estudiantes, los exime
de poder crear y exponer el qué, cómo y para qué de un movimiento estudiantil
“apartidista”, aunque que el problema sea hacerlo realidad; Tanto más si convocas en
TV abierta una “reunión” estudiantil y accedes a la entrevista de un periodista
inscrito a una televisora que criticas.
Veinte
minutos en TV, luego de desgañitarse para ganar cobertura con el fin
de mostrar que “son estudiantes” y con ello “idealistas”, el “futuro de la
nación” y que tienen una profunda “necesidad de actuar”, pero son incapaces de
decir lo que llevan presumiendo en twitter y facebook todos los días desde el
11 de mayo contra Televisa en sus propias instalaciones de manera individual. En
ese tiempo cualquier representante de un movimiento social hubiera sido
censurado ó, tendría el valor de decir lo que ustedes mismos dicen escudados
por un cúmulo de gente: “son unos mentirosos, no trasmiten lo que deberían e
intentan imponer un candidato priista al pueblo… éstas son las razones, éstas
las pruebas y además no los dejaremos hacerlo”. Si las actitudes contra EPN
fueron irracionales, agresivas y soeces, al punto de ser confundidas con grupos
de odio e insultos porriles; cuando se les cede el espacio para expresarse,
mañoso o no poco importa, se muestran débiles, paternalistas, carentes de
unidad; sin proyección e incapaces de expresarse de un modo audaz, inteligente,
analítico, pacífico y crítico contra aquel personaje que “evidencio” y
“criticó” los rezagos de la educación -de manera retórica, blanda y mañosa- en
un documental y en una entrevista de veinte minutos.
Cuando
los estudiantes se abanderan como “democratizadores de los medios” se les
olvida que para un movimiento social, “luchar contra los medios” es la
extensión de un objetivo político primigenio. La “democratización de los
medios” no debe ser la base del “cambio verdadero” puesto qué, cualquier
estudiante capacitado intelectual, cultural y científicamente, que en teoría
brindan sus respectivas academias, debería tener el criterio autosuficiente
para velar por toda una comunidad, que sufre las mismas penurias sociales,
culturales y por su puesto económicas, por sobre la resolución o no de una
mentira televisiva.
Más
si lo que ustedes estudiantes “democratizadores” y “universitario conscientes”,
exigen, es que los medios muestren la
verdad de los sucesos en su
universidad, por encima de las necesidades de la comunidad; habría que empezar
por demostrarles a los medios por qué y cómo es que ustedes son los poseedores
de La verdad, con argumentos claros y el valor para hacerlo individualmente.
Mientras
los estudiantes se pierden en la neblina de “democratizar los medios” mostrarse
“apartidistas”, marchar contra EPN y apoyar a AMLO, en claras posturas
contradictorias pero unidas en una marcha, son excluyentes de las necesidades de
la otra comunidad estudiantil que dicen representar –Primarias, Telesecundaria,
Escuelas Rurales, Conalep, Bachilleres, y por lo visto de muchas otras
Universidades que no se sumaron o no se sumaran a las movilizaciones puesto que
la destitución de Elba Esther Gordillo del SNTE tampoco es sinónimo de cambio
educativo radical- hicieron que la esperanza y fe depositada en ustedes se
convirtiera en un conglomerado de eufemismos -para un movimiento sin cohesión,
cuya formalidad rebasó el contenido, al mostrar la falta de objetivos
específicos, pero reclamando coberturas mediáticas extensas sin una comprensión
legible de sus propósitos- cuando se les nombró “Primavera estudiantil” “jóvenes
estudiantes en rebeldía contra el sistema”, “promocionando el cambio verdadero”
“la generación de la trasformación” y hubo hasta quién escribió pensando en una
“revolución social pacífica” y sintiendo nostalgia por la “Revolución de mayo”
Hicieron
posible que su presidenciable –declarado y excluido al mismo tiempo- llorara
luego de tildar su “hazaña” como “Primavera de México” y el fin de la “apatía
política” juvenil.
Lo
que no me explicó es el por qué de la despolitización del movimiento. ¿Por qué sólo
declararse “apartidistas” en vez de sostener el por qué de ese “apartidismo”?
¿Por qué no analizar, razonar, criticar, argumentar y por supuesto actuar con base en una política estudiantil autónoma?
Perfecto
que se declare -y no- al movimiento como “apartidista”. Pero no despolitices el
movimiento, dale coherencia, dirección, movilidad y flexibilidad: “Ten el valor
de utilizar tu propia razón” dice Kant. Critica. Incluye movimientos para que
cualquier político que gobierne el país sepa de las movilizaciones a las que se
enfrentará; al igual que las protestas de estudiantes por el alza de precios en
la matriculas en Quebec, donde incluso se unen a las manifestaciones cineastas
y músicos, como lo han hecho siempre en las movilizaciones en pro de las causas
sociales.
Los
estudiantes apenas despiertos de las universidades privadas no tienen idea de teorías
políticas ni mucho menos práctica en las causas y movimientos sociales. A pesar
de ello “encabezaron” junto con otras universidades y la sociedad civil, un
llamado para manifestarse en convivencia, formar consejos estudiantiles, reuniones,
hacer pliegos petitorios y al final se apoquinan demandando “trasparencia y democratización
de los medios y de las elecciones” gritando afuera de una televisora.
Si el movimiento como masa simula la desaparición de las clases sociales, aunque no se vea en el reflejo de sus actitudes, si muestras voluntad y potencial para definirte como estudiante, entonces muéstrate más allá de defender el epíteto. ¿Para qué individualizar? ¿Por qué separar si al final serán estudiantes de todas las universidades, ciudadanos, los que formaran parte en las estadísticas de los 75 millones de desempleados en el mundo que se prevén para el 2016?
Si el movimiento como masa simula la desaparición de las clases sociales, aunque no se vea en el reflejo de sus actitudes, si muestras voluntad y potencial para definirte como estudiante, entonces muéstrate más allá de defender el epíteto. ¿Para qué individualizar? ¿Por qué separar si al final serán estudiantes de todas las universidades, ciudadanos, los que formaran parte en las estadísticas de los 75 millones de desempleados en el mundo que se prevén para el 2016?
El
separatismo, el elitismo, el deseo de un grupo minoritario que exige
“democratizar” por encima de las necesidades de un movimiento nacional como
fuerza política realmente “apartidista”, es precisamente la manera de proceder
de los partidos, los monopolios y los ricos que gobiernan el país.
Están
marcando días que serán escritos en los libros de texto gratuitos, pero, sólo
recordados en la memoria de una computadora o de Iphone.
REVOLUCIÓN
AVATAR
Los
estudiantes, experimentados en crearse avatares e ilusiones cibernéticas, ahora
se expresaron caminando por medio de twits en cartulinas, de facebook en mantas
e incluso con frases que pintaron en sus playeras de boutique. Otra muestra de propagandismo panfletero, falta de teoría
política y además, vacíos de la consciencia social que presumen tener. La
marcha del 23 de mayo no significó de ningún modo, o al menos no del todo, que
los jóvenes hayan roto su apatía y que se incluyan en los proyectos de la vida
política; sino que son movimientos masivos de energías dispersas, informes, sin
cohesión ni dirección política clara. Tampoco simbolizan la “primavera de la educación”
ni han demostrado ser estudiantes más allá del copia y pega para salir de ésta
“época de crisis”
El
5º poder no son las redes sociales sino
los estudiantes bien organizados con propuestas racionales.
Convengo
como millones de personas, en que el único camino de cambio está en nosotros
mismos y aún más, sin la necesidad de un líder en el cuál depositar la
esperanza. Pues la población estudiantil, no sólo a nivel universitario, tiene
la fuerza y el potencial político capaz de ser crítico, argumentativo y que le
demande al gobierno los deseos de la toda una comunidad de forma permanente y
no sólo al comienza de las elecciones. A pesar de que los presidenciables tomen
a los estudiantes como proyecto de campaña, habrá que hacerles saber, que a
cambio de un voto deberán cumplir los objetivos y propuestas de campaña de un
movimiento estudiantil, sin la necesidad de esperar a que ellos cumplan sus
promesas para los estudiantes. Pues la espera de las promesas de campaña llevó
al suceso, histórico también, de que el Foro Consultivo Científico y
Tecnológico junto a la Academia Mexicana de Ciencias, denunciaran ante la Secretaría
de la Función Pública que del periodo 2006 al 2011 no se destinara más de 464
mil millones de pesos a la investigación científica y al desarrollo tecnológico,
porque los funcionarios de la Secretaría de Hacienda faltaron a sus
obligaciones, cuando el gobierno federal destino un monto anual menor al 1 % de
PIB.
Aunque
la declaración “apartidista” de los estudiantes se muestre relevante, es sólo
una declaración a medias e incluso ilusión. Pues aunque se entiende
que están, al menos en su discurso débil, en contra de ser engatusados y tachados
de simples “seguidores”, en la acción ello no significa el comienzo de la “primavera”
sino sólo que carecen de pensamiento para tener una guía racionalizada propia para el
acto democrático.
Por
el contrario las manifestaciones Anti-Peña y Pro-AMLO muestran estudiantes cuya revolución es el follow, el re-twit. Desprecio
a un personaje y tener un culto por otro, demuestra que están inscritos en la
reproducción cultural y social de la que habla Bourdieu y Foucault, cuya falta
de análisis de su entorno refleja que su educación cumplió el propósito de ser
un obstáculo para la formación de personas críticas, capaces de pensar por sí
mismas, sin necesidad de líderes y conscientes de su participación como
ciudadanos.
Y
a pesar de que mis comentarios resulten hostiles y cargados de pesimismo para
muchos, la energía y fe de la que me cargaron las manifestaciones, me inclina a
declarar en verdad, que muy en fondo deseo estar en extremo equivocado, aunque
nunca arrepentido por mis palabras.
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